La
privacidad según la RAE es (textualmente) el “ámbito de
la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión”, y
esto desde hace años también hace referencia a ese espacio de nuestra vida,
cada vez más amplio, que se desarrolla mediante Internet y que cada vez nos
preocupa más porque desde diferentes medios se nos está alertando acerca del
hecho fehaciente de que navegar por la red no es anónimo, sino más bien casi exhibicionista.
Amenazas a nuestra privacidad:
Todos sabemos que una de las amenazas
más evidente pero quizás menos evitada son las redes sociales, donde nos
deleitamos informando a diestro y siniestro de infinidad de detalles de nuestra
vida. Parece que una vez más llevar algo hasta el extremo anula su esencia,
porque esta manera de que nuestros datos se filtren la hemos llegado a obviar.
También los motores de búsqueda almacenan la información que les proporcionamos
para emplearla con fines comerciales propios y de otras empresas. Tampoco el
correo electrónico nos libra de estar expuestos a este tráfico de datos ya que
nuestros mails se transmiten en abierto, por lo que son susceptibles de ser
interceptados y leídos utilizando los denominados sniffers, programas que monitorizan el tráfico a través de
Internet y permiten interceptar las comunicaciones.
En general toda, ABSOLUTAMENTE TODA
LA INFORMACIÓN que publicamos en Internet queda almacenada y a ella, aunque de
manera ilegal, se puede acceder. Buen ejemplo de esto son los cookies, es
decir, los grandes aliados para la recogida de información de los usuarios ya
que almacenan en su ordenador desde las búsquedas que estos realizan hasta las
claves que han introducido.
Legislación:
En la actualidad se supone que la
Ley de Protección de Datos debería de ser limitante para las acciones que, sin
nuestro previo consentimiento, faciliten información personal a cualquier
empresa o persona, pero no resulta sencillo que sea así porque, en muchas
ocasiones y aunque parezca contradictorio, es complicado demostrar por Internet
que nosotros no hemos introducido nuestros datos para, por ejemplo, desautorizar
su almacenamiento; es decir, a la par que nuestra información es vulnerable de
ser distribuida a sin límites conocidos nos cuesta demostrar, cuando así lo
precisamos, que no se está suplantando nuestra identidad y a esto se agarran de
maneras legislativamente complicadas multitud de empresas para lograr no tener
en cuenta nuestras peticiones de
privacidad.
Algunas maneras de cuidar nuestra
privacidad:
- - El cifrado de datos sería una de las maneras más efectivas, pero a su vez comprende cierto grado de dificultad y suele ralentizar los equipos.
- - La instalación de cortafuegos y antivirus es una de las más populares pero también debemos estar bien informados acerca de cuáles instalemos ya que en algunos casos puede darnos el resultado contrario al pretendido.
- - Utilizar CCO para enviar los e-mails, especialmente si es para más de un usuario.
- - Inventarnos contraseñas seguras y emplear diferentes, no una para todo.
- - Revisar los ajustes de los cookies.
-
Conclusión:
Que el concepto de privacidad está
cambiando y apenas empezamos a ser conscientes de las consecuencias que esto
implica ( problemas para encontrar trabajo a causa de las redes sociales, por
ejemplo) es algo obvio pero es fundamental que mantengamos nuestro amor propio
y no nos justifiquemos detrás la pereza a la hora de pelear por el respeto hacia nuestra persona en cualquiera de
sus sentidos.
Bibliografía:
Tienes toda la razón. Llega un momento en que parece que todos nuestros pasos estén controlados, cámaras en cada esquina, banco o ayundamiento, cámaras de tráfico, localización a través del móvil, GPS. No podemos dar un paso sin dejar de pensar que alguien nos está controlando. No es que me moleste especialmente, es más bien el pensar en lo que esto nos puede traer, porque la verdad es que no ha hecho más que empezar.
ResponderEliminar